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Oriol Junqueras y Carles Puigdemont en octubre de 2017
Oriol Junqueras y Carles Puigdemont en octubre de 2017

El separatismo se rearma con los indultos y prepara su nuevo desafío al Estado

El anuncio de "lo volveremos a hacer" no es una bravata: el independentismo se siente reforzado por los indultos y readapta su estrategia para aprovechar la debilidad de Sánchez.

| Javier Rodríguez España

Pedro Sánchez habla como si el siguiente paso con el independentismo fuera irse de luna de miel, pero la respuesta es un escrito con la demanda del divorcio. La "concordia" a la que apela el Gobierno para justificar sus polémicos indultos, que pueden ser operativos en menos de un mes, tiene por contrapartida un refuerzo del mensaje separatista. Cambian algo las formas, pero se mantiene y redoblan los fines.

¿Ha cambiado algo entonces, pues? La respuesta es no. O casi. Los objetivos son los mismos y, lejos de acompañarse los indultos de una distensión que de alguna forma explique la medida de gracia, el nacionalismo los percibe como una "reparación": no se sienten perdonados. Sienten que les quieren pedir perdón por meterles en la cárcel.

Lo dijo el viernes Jordi Cuixart en "Al Rojo Vivo": lo volveremos a hacer. Y lo repiten, con distintas expresiones, todos los líderes nacionalistas, de ERC y de Junts, sumidos en una lucha por los tiempos y los medios, pero no por los fines. Oriol Junqueras era partidario de alargar el calendario y no volver al unilateralismo, la doctrina que defendía y defiende Puigdemont desde su refugio en Bélgica.

 

Pero el pacto a regañadientes entre ambos, sustentado en el miedo de ERC a perder la hegemonía en ese bloque y ser presentado como un partido autonomista, les ha obligado a ambos a ceder en parte y encontrar un punto de encuentro sustentado en dos palabras: amnistía y autodeterminación.

"Lo volveremos a hacer"

Nada de volver al constitucionalismo, como sugiere el Gobierno de Sánchez para explicar a duras penas por qué va a saltarse la sentencia por sedición del Tribunal Supremo y su informe contrario a los indultos. Lo deja claro este domingo en El Periódico de Cataluña el líder designado por Puigdemont, Jordi Sánchez, para representarle mientras él sigue "confinado" en Waterloo.

"Un Estado que fue capaz de sentarse y negociar con ETA no puede tener inconveniente en sentarse con los que decimos que el conflicto solo lo superaremos con un ejercicio democrático del derecho a la autodeterminación. Y haremos lo posible por que la movilización ciudadana y el trabajo institucional nos lleven a ello", explica.

Es el mismo mensaje que confirman a ESdiario fuentes de ambos partidos independentistas: ni se ha renunciado a nada ni se aceptará un simple refuerzo del "autogobierno" catalán, que es la estrategia de Moncloa: elevar el reconocimiento simbólico de Cataluña con una "Mesa del Diálogo" y un tratamiento institucional especial al president Aragonés ; mejorar la financiación; esperar a que surjan las inevitables diferencias entre Junts y ERC... y cruzar los dedos para que todo eso tenga calmada a la calle y retroceda el apoyo social al separatismo.

 

Frente a esa ensoñación, que Miquel Iceta ha convertido en discurso oficial este fin de semana enterrando el unilateralismo, la hoja de ruta de la Generalitat es bien distinta: rebajar la confrontación directa con Sánchez, consciente de los pelos en la gatera que se deja con los indultos... y aprovechar el momento para multiplicar una salida negociada que culmine, como sea, con un referéndum "legal" por la autodeterminación.

El separatismo no cree tener nada por lo que disculparse e interpreta los indultos como una petición de perdón de España

"Estaremos para resolver el conflicto político, pero eso no pasa sólo por los indultos. El conflicto se resuelve con la amnistía y el ejercicio del derecho a la autodeterminación", vuelve a insistir Sánchez, un hombre de paja en Junts frente al verdadero poder del partido, encarnado por Puigdemont y delegado en Elsa Artadi.

Por sintetizarlo, y en esto coinciden todos los partidos consultados por ESdiario, incluyendo los constitucionalistas, el paisaje queda así: a los indultos le acompañará una apuesta por la negociación sin imposiciones, pero muy temporal y condicionada por los avances que se consigan.

Y mientras, la ANC y Òmnium fijarán su nueva estrategia para volver a la presión social, a las calles catalanas, si no se reconocen sus "derechos". Sánchez, en fin, ha ganado tal vez algo de tiempo: pero el juego es el mismo y los jugadores no piensan renunciar a nada.