| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Jorge Javier Vázquez, en una imagen reciente
Jorge Javier Vázquez, en una imagen reciente

El letal informe de Jorge Javier Vázquez que guarda Mediaset para cerrar Sálvame

Son 14 años los que ha estado el programa de La Fábrica de la Tele en antena y en ellos acumula una larga lista de polémicas que han pasado la barrera del escándalo social a lo judicial.

| David Lozano Medios

Hace 14 años Sálvame saltó a la pantalla de Telecinco como un simple programa de entretenimiento para comentar Supervivientes. Lo que empezó como puro divertimento para la audiencia, con el paso del tiempo fue girando hacia el extremo más oscuro de la televisión.

Los números están ahí y los hechos también. De entrada, su otrora abultada audiencia fue menguando hasta perder el liderazgo de las tardes en favor de Antena 3 desde hace tiempo. Pero lo que no ha menguado es la cartera de los responsables de la productora, que ahora hacen méritos para seguir en el ajo, porque ven y saben que el fin del programa está muy próximo. 

Ahora, ya certificada su muerte, sabemos en ESdiario que la nueva dirección de la cadena maneja un informe con todos los errores (muchos y tan graves que ha costado millones a Mediaset) que tenía bajo llave hasta que ha sido necesario tirar de él para justificar la cancelación inesperada del espacio de la Fábrica de la Tele.

El "todo por la audiencia" ha sido letal

El giro del programa más criticado de la televisión tiene que ver con su objetivo del todo por conseguir audiencia. En ese gran saco del programa cabe todo tipo de actitudes machistas, insultos, acosos, chantajes emocionales, amenazas, invención de enfermedades y mentiras a la audiencia (falsas exclusivas) y entre ellos mismos, con sus puñaladas por la espalda. Y eso que se autodefinen como familia.

Se anuncian como paradigma de la libertad, cuando justamente es todo lo contrario: el personaje famoso o colaborador que no comulgue con la línea editorial del programa o con Jorge Javier Vázquez (o, en su momento, la defenestrada Carlota Corredera) es censurado sin piedad, tachado de ser lo peor y eliminado del programa.

 

Se califican como entretenimiento y compañía para todos, algo realmente sorprendente de entender cuando se busca programas de calidad. En el plató se han visto todo tipo de enfrentamientos salvajes, cargados de violencia física y verbal, o han comentado imágenes de peleas sangrientas, emitidas por ellos mismos. Todo muy educativo y formativo para la audiencia menor de edad.

Famosos de todo tipo se han visto perseguidos hasta la extenuación dentro del plató y en la calle. Para el recuerdo de estos años quedan las imágenes del machaque a Isabel Pantoja, la propia Rociíto (a la que primero encumbraron y después le dieron la patada), Ortega Cano, Tamara Falcó, Chayo Mohedano, Julia Janeiro

Las sentencias millonarias y la Operación Deluxe

En el resumen de estos 14 años no hay que olvidar los varios millones de euros que Telecinco ha tenido pagar por sentencias contra Sálvame, por vulnerar la ley televisiva e intromisiones varias al honor, a la intimidad y a la imagen.

Tampoco hay que dejarse atrás la conocida como Operación Deluxe, en el que cerca de 140 famosos sido presuntamente investigados por el programa, que se ha dedicado a rebuscar en ficheros de la Policía antecedentes y posibles problemas policiales, algo a todas luces ilegal, por tratarse de datos privados, no de fuentes informativas. El resultado es que han acabado imputados la productora (La Fábrica de la Tele) como persona jurídica, los responsables de Sálvame y varios trabajadores, tal y como figuran en la instrucción del caso que lleva el juez Sexmero.

 

Y ya se sabe el motivo: todo vale con tal de conseguir audiencia, aunque haya que reventar al que se ponga por delante, ya sea personal de la casa o ajeno a ella.

Aunque se intente envolver en el celofán de la libertad y el entretenimiento, la realidad se empeña en demostrar que hay otra cara realmente tenebrosa en sus 14 años de existencia, algo que corrobora la decreciente audiencia.

A todo esto se une la soberbia de arrogarse la potestad de decir que representa a la sociedad española y que nos deja un legado cultural y social del que estar orgulloso. Que se pregunte el espectador y el lector si es para estarlo y si les representa.