| 07 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Los cinco pasos de Sánchez hacia la investidura.. y las dos piedras en el camino

Moncloa ya ha empezado a aplicar un guión con el que quieren lograr permanecer cuatro años más en el poder. Sólo hay dos cuestiones que realmente podrían dar al traste con la operación.

| Benjamín López España

El líder socialista, Pedro Sánchez, tiene entre ceja y ceja la investidura. Le separa de repetir en Moncloa un acuerdo con Junts, con el fugado Carles Puigdemont y sus 7 diputados que pasa, como premisa inicial, por una ley de amnistía que borre todos los delitos de los golpistas catalanes. 

Eso sería ya de por sí un obstáculo insalvable para cualquier demócrata con principios. Sánchez no tiene reparos ni escrúpulos. Si de él depende, si Puigdemont no pega la espantada, habrá pacto. El guión ya lo tiene escrito Moncloa e incluso ya ha empezado a aplicarlo. Es este. 

Paso a paso hacia la investidura 

1.- Imponer la idea de que él ha ganado las elecciones
El inesperado resultado del 23-J dio alas a Pedro Sánchez que comenzó a celebrar esa misma noche su derrota como una victoria. “España ha votado por un gobierno de progreso para frenar a la extrema derecha”, decían los socialistas y sus altavoces mediáticos. 

Solo el Rey, proponiendo al líder del PP como candidato a la investidura, rompió ese discurso triunfalista del PSOE y del resto de la izquierda. El más votado en las elecciones fue Alberto Núñez Feijóo y ahí Sánchez fracasó en su intento de arrebatarle el derecho a postularse a la investidura.

 Es cierto que el fracaso es solo relativo porque solo retrasa algo su investidura y, además, no ha abandonado su discurso y su pose de (falso) ganador de los comicios. Con Sánchez la verdad no tiene demasiada importancia nunca.

2.- Intentar retratar la soledad del PP: no puede pactar con nadie
El segundo paso ha sido el de retratar a un PP supuestamente arrinconado por sus pactos con Vox. Esos acuerdo, dicen los socialistas, le condenan a que nadie más quiera acercarse a ellos. 

De nuevo estamos ante una falacia. En primer lugar, el partido ganador apoyado por el tercero más votado, jamás está solo. Ahí hay 11 millones de votos, la mitad de España apoyando la investidura de Feijóo. Por si fuera poco, otros dos partidos, UPN y Coalición Canaria, le han dado también su respaldo. 

 

Pero es que, además, es falso que el PP y Vox no puedan pactar con otros partidos. Puigdemont, que es la clave de la investidura, podría pactar con ambos perfectamente si le dan lo que quieren, si están dispuestos a prescindir de muchos principios democráticos para llegar al poder o lo que es lo mismo, si están dispuestos a comportase como Sánchez y Yolanda Díaz, sin escrúpulos ni límites.

3.- Hacer ver que hablar con Puigdemont favorece a España
Una vez que Sánchez se ha autoproclamado vencedor de las elecciones y ha retratado al PP como un partido aislado, solo queda presentarse a sí mismo como la única opción para no ir de nuevo a elecciones. 

Para eso tiene que meter en la ecuación a Puigdemont y sus 7 escaños vitales para la investidura.  Y eso tiene un alto precio para el prestigio de España principalmente, pero también para el Estado de derecho, la separación de poderes y, en definitiva, la democracia.

 

Sánchez dice que se pondrá de acuerdo con todos, incluidos dos partidos de derechas como el PNV y Junts, para hacer un “Gobierno progresista” y además nos trata de convencer de que es la fórmula para acabar de pacificar Cataluña y superar el “conflicto político”. Todo por nuestro bien. 

4.- Convencernos de que la amnistía cabe en la Constitución
La exigencia inexorable de Puigdemont para sentarse a negociar con Sánchez es una ley de amnistía aprobada antes de la investidura de Sánchez. A partir de ahí establecer un mediador internacional para hablar de cómo transitar hacia la independencia de Cataluña. 

Un despropósito para casi todos, excepto para Sánchez o, mejor dicho, para el actual Sánchez, porque el de hace no tanto afirmaba que la amnistía es inconstitucional . Él y un buen ramillete de ministros y dirigentes socialistas manifestaron en público que una ley de amnistía no cabe en nuestro ordenamiento jurídico. 

Parece que ya sí cabe y hay que convencer a la opinión pública. Para eso hay que poner en marcha toda la artillería posible. Y ahí no faltan los Martín Pallín o los Pérez Royo de turno dispuestos siempre a servir a la causa de la izquierda aunque sea a costa de su propio prestigio personal. Tampoco faltan los medios de comunicación afines dispuestos a contribuir a la cruzada que convierte lo inconstitucional en constitucional como por arte de magia. 

5.- Utilizar el Tribunal Constitucional como comodín en caso necesario

Así que el PSOE aprobará la ley de amnistía a pesar de ser consciente de que no se ajusta a la Constitución y luego, cuando el PP la recurra al Tribunal Constitucional, ya verán lo que hacen. Para eso Sánchez sudó sangre en su empeño de hacerse con el control de la mayoría del Tribunal. Lo logró con un buen disgusto de por medio, pero lo consiguió. 

 Ahora Sánchez tiene por tanto ese as en la manga que puede usar a su antojo. Puede retrasar la sentencia o adelantarla en función de su propia necesidad e interés político con la inestimable colaboración de Conde Pumpido, siempre dispuesto a manchar la toga con el polvo del camino. 

Dos obstáculos que Sánchez tiene que sortear 

Su plan solo tiene que superar un par de obstáculos que veremos la altura y trascendencia que pueden llegar a tener.
1.- La oposición de antiguos dirigentes del PSOE  y miembros de gobiernos socialistas
Por un lado está la catarata de reacciones verbalmente contundentes de ex dirigentes socialistas y miembros de antiguos gobiernos del PSOE. Desde Felipe González a Alfonso Guerra, pasado por Almunia, Ramón Jáuregui, Nicolás Redondo y Leguina hasta incluso un barón autonómico en ejercicio como Emiliano García-Page se han manifestado contra los planes de Sánchez con gruesos términos. 

 Si de las palabras pasaran a los hechos quizás podríamos hablar de un verdadero obstáculo para el Gobierno en funciones. De lo contrario sus feroces críticas no llegan ni hacer un simple rasguño a la muy probable investidura de Pedro Sánchez. 

2.- La justicia: el Tribunal Supremo y el TJUE
El Tribunal Supremo y en concreto el juez Pablo Llanera serían probablemente los más afectados de manera colateral por la ley de amnistía. Esa norma supone una enmienda total a la instrucción, al juicio y a la sentencia. 

Es claro que los magistrados del Supremo se resistirán todo lo que puedan a ceder ante las pretensiones de Sánchez y Puigdemont. Tienen la potestad de plantear una cuestión de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, lo que no es absolutamente garantía de nada a tenor de la composición del TC.