Una vez comiences a planificar tus comidas con los alimentos de temporada vas a descubrir sabores muchos más intensos
El invierno es sin duda el momento de preparar platos calientes. El cuerpo necesita nutrirse de algunas calorías extras y es entonces cuando nuestras preferencias alimentarias cambian y abrimos la puerta a las legumbres, guisos, estofados, sopas y horneados, a los que siempre acompañamos de verduras y hortalizas frescas.
Descubrir cuáles son los productos de temporada cada vez nos resulta más difícil ya que prácticamente encontramos de todo casi todo el año. Por lo que aprender a reconocer cuales son los que nacen en cada estación nos va ayudar a tener una alimentación mucho más saludable.
No hay que olvidar, que los procesos que se utilizan para controlar y forzar su crecimiento, impactan considerablemente en su sabor, olor, color, y por su puesto, en su valor nutricional. No es lo mismo consumir una fresa fresca madura repleta de vitamina C que crece cerca de tu comunidad, que una fresa que ha sido recolectada antes de tiempo y que emprende un largo viaje desde Polonia u otra ciudad hasta llegar a un supermercado.
Una vez comiences a planificar tus comidas con los alimentos de temporada vas a descubrir sabores muchos más intensos.
Seguramente con esta receta vas aprender a disfrutar de esta crucífera cuyo sabor ya te adelanto, no es al que estás acostumbrada
Ingredientes
Elaboración:
1.- Corta el repollo en finas tiras, lávalo con agua fría, sécalo con un paño y añádelo a la sartén cubierta con cinco cucharadas de aceite de oliva.
2.- Cocina durante veinte minutos removiendo de vez en cuando hasta observar que está tierno y su color comienza a tornarse dorado.
3.- En los últimos minutos añade la soja, vinagre, sal y pimienta al gusto.
4.- Sirve con unas gotas más de soja y una lluvia de sésamo tostado.
Esta receta se va a convertir en unos de tus platos favoritos a la hora de la cena. No solo por la mezcla de sus sabores que al unirse forman uno realmente grandioso, sino porque al ir preparadas al horno no manchas nada y mientras se hornean puedes hacer un montón de cosas de más.
Ingredientes
Elaboración:
1.- Corta el verde de las zanahorias dejando alguna ramita y con un pelador quita toda la piel. Lávalas y colócalas en una fuente con el agua.
2.- Ralla los ajos o pícalos muy menuditos, extiende por encima de las zanahorias, esparce una lluvia de sal, pimienta, cúrcuma, copos de chile y para terminar pulveriza de aceite durante 2 o 3 segundos.
3.- Cubre la fuente con papel de horno para que no se quemen y hornea durante 40-45 minutos a 180º.
4.- En los últimos 15 minutos saca la fuente del horno, retira el papel, dales una vueltecita y si necesitan más agua, añádela. Hornea de nuevo, pero está vez sin cubrir para que se terminen de hacer y algunas se tornen tostadas.
-Si has elegido otro tipo de zanahoria más grande posiblemente necesitéis más tiempo, comprueba que están bien asadas pinchándolas con un tenedor-
5.- Ralla el huevo cocido, el queso, rasga unos hilos de la piel de un limón y disfruta de estas sencillas y espléndidas zanahorias asadas.
Seguro que más de una vez la has visto en el mercado erguida, firme y con todo su color dispuesta a que te la lleves a casa para ser cocinada y regalarte todas sus sales minerales, sus vitaminas y toda su fibra.
Ingredientes
Elaboración:
1.- Pon a hervir agua y cuece solamente los tallos cortados en dados durante 3-4 minutos. Escurre y reserva.
2.- Corta en tiras las hojas.
3.- Calienta el aceite de oliva en una sartén y fríe los ajos laminados. Cuando veas que comienzan a tomar un ligero color tostado agrega los piñones y cocina todo junto hasta que tanto el ajo como los piñones estén dorados. No dejes de observar porque se pueden quemar en cuestión de segundos. Después retira y reserva.
4.- En la misma sartén añade las hojas de las acelgas cortadas en tiras y revuelve constantemente para que se impregnen del delicioso aceite con los aromas del ajo y los piñones.
Cuando comiencen a marchitarse ligeramente incorpora los tallos que habías cocido en el agua, los piñones y lo ajos. Remueve para integrar y mantén un minuto más en el fuego. No buscamos una acelga mustia ni muy cocinada, queremos el esplendor de su hoja, sentirla, masticarla y por supuesto, saborearla.
5.- Presenta con un poco de salsa tártara y déjate llevar por la humildad deslumbrante de esta mágica verdura.
Un trío de ases dispuesto a ofrecerte una comida con la que seguro vas a quedar bien.
Ingredientes
Elaboración:
1.- Para que esta crema de coliflor tenga mucho mas sabor comienza por rehogar el puerro en una cazuela sobre una fina cama de aceite de oliva. Cuando comience a estar tierno y brillante añade en dados la patata junto a la manzana y cocina un par de minutos de más.
2.- Después añade los ramilletes de la coliflor, salpimienta al gusto y remueve. Seguidamente vierte el agua y la leche. Cierra con la tapadera y mantén en el fuego hasta que suban las anillas. Después apaga la fuente de calor y espera que bajen.
3.- Cuando puedas abrirla pasa el resultado con una batidora de mano hasta obtener una crema suave y homogénea.
4.- Presenta con una lluvia de semillas de sésamo tostado y un cordón de aceite de oliva.
El gran secreto para hacer una buena confitura de manzana es un chup chup muy tranquilo; luego, el toque del jengibre, la sutil azúcar de coco, el sirope de arce, un chorrito de ron añejo, la canela en rama y por supuesto, manzanas de invierno.
Ingredientes
Elaboración
1.- Descorazona las manzanas, retira la piel y córtalas en pequeños trocitos. Transfiere a una cazuela e incorpora el resto de los ingredientes.
2.- Cuando comiencen a ablandarse baja la intensidad del fuego al mínimo, cubre con una tapadera dejando una pequeña apertura y cocina durante dos horas removiendo de vez en cuando hasta que la manzana se deshaga casi por completo.
3.- Conserva en tarros esterilizados dejando una pequeña ramita de canela dentro.
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